En la fotografía aparezco yo, Heidy Lisseth Arango Sinisterra.
Soy una mujer a quien durante toda la vida le han apuntado por su color de piel y su apariencia física. Siempre he recibido halagos acompañados de un “lo único malo es que es muy gorda”. En algún momento de mi vida intenté parecerme a lo que todos querían, me convertí en un caos. Es como darle colores a un niño o una niña, ponerles una hoja en blanco en la mesa y dejarles hacer lo que quieran en esa hoja que representaría mi ser.
No lograba observarme al espejo solo veía la superficie de mi y desconocía mi alma. Un día una chica físicamente muy parecida a mi, gorda pero hermosa, me dijo: «gracias, desde que te sigo mi vida ha cambiado mi salud emocional, está mejorando y resulta que también me he sentido mejor físicamente«. Ese día me di cuenta que no podía seguir siendo igual. Mi ser era más importante que todo, y que las personas que intentaban dañar mi personalidad solo buscaban ayudar para sanar pero no tenían el lenguaje adecuado. Llegue a casa y tuve el mejor encuentro que he podido tener conmigo, me quite todo lo que traía puesto y discutí con mi alma frente al espejo, le dijo lo mal que se veía físicamente y ella me contó lo exitosa, lo maravillosa, y lo poderosa que era espíritualmente, ese dia nos reconciliamos, nos aceptamos, nos conocimos y desde ese momento somos un complemento.
Al finalizar dijimos juntas ¡ASÍ SOY! Desde ese momento he tocado terrenos y he acabado con estereotipos, desde que salgo de mi casa y ando en la calle hasta cuando he tenido la oportunidad de tocar pasarelas nacionales e internacionales como una modelo de talla grande que no está clasificada por su apariencia física sino por su poder espiritual y emocional. En las tarimas cuando bailo y sano las heridas que a veces tengo en mi ser y en las oficinas cuando disfruto de mi carrera como contadora pública, teniendo el control y orden de todo.
En todos los ámbitos de mi vida grito siempre ¡ASÍ SOY! ¿Y tú cómo eres ?
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