Las cosas están cambiando. Y las mujeres estamos ocupando libremente los lugares que queremos, enseñando a las nuevas generaciones que los deportes como el surf, asociado normalmente al patrón masculino no tienen sexo.
Pelear con una tabla contra las olas más duras del océano, volar en parapente a miles de metros sobre el suelo o descender las cascadas más grandes del mundo también nos pertenece. Y es que en eso se basa la libertad, en no tener miedo de entrar en un mundo que creemos que está fuera de nuestro alcance, en demostrarnos a nosotras mismas que somos capaces de todo esto y mucho más.
Que se normalice una igualdad real en el deporte, que no nos de miedo y no nos resulte extraño vernos representadas en situaciones extremas. Y que no nos sorprendan dos chicas descalzas con sus neoprenos y sus tablas caminando por la calle.
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